3 de junio de 2008

Cómo descubrí que mi mujer me es infiel

Así como también lo es el espionaje y la prostitución, la infidelidad es tan antigua como la vejez. Y seguramente es una cuestión de la cual casi nadie quiere hablar. Seguramente sucede esto, porque supone que si un hombre es infiel, suele considerarse un mujeriego, hasta un personaje pintoresco que respeta su naturaleza de bígamo. No obstante, si a un hombre lo engañan, se duda de su hombría.
Y como nadie se atreve a contar su experiencia, comento lo que me sucedió a mí.
Una tarde, luego de entrar silenciosamente a mi casa, encontré algunas señales que me dieron indicios de una supuesta infidelidad. Al ingresar al dormitorio, empiezo a escuchar tosidos, presuntamente de hombre, que eran despedidos del ropero. Luego, con cierto asombro, descubro unas zapatillas naranjas que permanecían desatadas a la vera del colchón, las cuales jamás había comprado.
Para estar más seguro de ello, abro el ropero para verificar mi teoría. Ni bien abro la puerta, un hombre forzudo, mientras fumaba un cigarrillo, me dijo:
- Esas zapatillas no son suyas, señor.
- Muy amable, le contesté. Ya me parecía. Y, disculpe la intromisión, que hace usted en paños menores en el placard de mi dormitorio.
- Vengo a colocar el cable, me dijo.
Como en el hogar no disponemos de televisores, comprobé que algo raro estaba pasando. Inmediatamente me dirigí al cuarto de baño, donde mi mujer, luego que le preguntara si le faltaba mucho, me contestó:
- Ya salgo Rodolfo. En un minuto estoy por allí.
Como me llamo Arturo, sospeché que estaba delante de una infidelidad. Cuando mi mujer abandonó el recinto, le dije preocupado:
- Dígame Haydé, usted me está siendo infiel. Cuénteme toda la verdad- le exigí.
Ella se quebró y comenzó a hablar:
- Le soy infiel Rodolfo. Perdón. Lo engaño, Arturo. Se acuerda aquella vez que le dije que iba a comprar al supermercado de la esquina, y tarde dos horas y media, estaba con Rodolfo. Cuando le dije que estuve pidiendo rebajes en la fiambrería de Manolo durante tres horas, estaba con Rodolfo. Y cuando le comenté que estuve en el mecánico ayudando a Aníbal a cambiarme las pastillas de freno...
- Estaba con Rodolfo- la interrumpí.
- No, estaba con el hijo de Aníbal- respondió.
En ese preciso momento, salió del armario, ya vestido totalmente, el hombre que, me acababa de enterar era Rodolfo. Con un notorio enfado, dijo:
- Cómo es esto, me estabas engañando con toda esa gente.
- No te enojes, Rómulo. Sólo fueron los mencionados.
- Discúlpeme, interrumpí. Usted no debería estar terminando de colocar el cable.
- Por qué no se va inmediatamente- me dijo Haydé.
Sin más comentarios, abandoné la charla con una duda que me carcome el alma. Creo que mi mujer me es infiel.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial!
te lo dije desde la primera vez que me lo hiciste leer!
excelente! demuestra como podes no solo escribir cosas serias sino tambien comedia con el mismo exito.
te quiero gaston.

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

Che, pero qué desconfiado su personaje. Pobre mujer. Que le den el beneficio de la duda. Seguro que ella puede explicarlo todo.

Anónimo dijo...

Una forma irónica de comentar un tema tan delicado como es el de la infidelidad.
La verdad es que aborrezco esa palabra, porque odio la mentira y no veo de recibo que se tenga que engañar a alguien, abusando de su buena fe.
En fin, muy bueno tu escrito y que no te pase nunca, compañero.
Un abrazo.

Gastón Martorelli dijo...

Kevin: amigo mío, gracias por el elogio. Me lo pediste, y lo subí, aunque no estaba tan convencido de hacerlo. Me alegra que te haya gustado.

Walter: seguramente. Siempre hay algo en donde agarrarse en esos momentos.

Alatriste: si bien aquí está expresada de manera irónica, concuerdo plenamente. La infidelidad es la madre de la traición.

Anónimo dijo...

ser infiel es la palabra que las mujeres les hencanta yo conoci una mujer que le pone los cuernos a su marido con un chofer de colectivo ella es de estacion central pobre cornudo

Anónimo dijo...

ella esuna mujer brava ely no seas tan cara dura dejare de follar con el colectivo

Unknown dijo...

Por mi parte, he descubierto que mi esposa me estaba engañando con un software que he instalado en nuestro smartphone.

Continuó Whatsapp e intercambió mensajes sexuales con su colega.
Desde entonces he logrado superar esta dura prueba.

http://espiarunmovil.es/