12 de junio de 2008

Villa Maipú (Los vagabundos que reciben besos)

El barrio de Villa Maipú tiene una neblina espesa e impenetrable. Debajo de ese manto blanco, hay una vida completamente diferente a lo que podemos considerar como convencional.
Mientras la tarde comienza a arrimar su abanico, en el momento en que la mañana empieza a ceder, los pasacalles declaran odios eternos y los semáforos guiñan con sus tres ojos el destino de la muchedumbre. Todos los días se puede ver, con una mirada cargada de maldad y sinismo, hombres y mujeres que se arrojan con desesperación en la frialdad de las esquinas, cuando su porvenir es errante y esquivo. No obstante, están aquellos que la cruzan con esmero, puesto que no podrían tener otra actitud frente a una seña afortunada.
Pese a la queja de los dueños, se pueden ver en los portales, vagabundos que arrojan monedas a los transeúntes, recibiendo de ellos besos. Aquí no se descubre nada nuevo, siempre es preferible para el pobre un corazón a un billete, contrariamente a lo que el común de la gente cree.
De vez en cuando, es probable toparse con algún buzón rojo, que recibe cartas cuyas declaraciones de amor jamás llegarán a ser leídas. El amanecer los hace cambiar de lugar. Aún no se sabe si es un acto de bondad o de repulsión hacia el amor. Lo cierto es que nunca alguien ha podido recoger esos escritos, y los bancos de plaza esperan, ya impacientes, fogosos noviazgos. De todos modos, un hombre vestido de gris, apostado en lo más alto de un edificio, se encarga de vigilar sigilosamente el camino que llevan a cabo esos buzones. Una noche, observó con detenimiento, el recorrido de uno, con el fin de atraparlo luego de saber hacia donde se dirigía. Lo consiguió con mucha fortuna.
En ese momento, la gente salió de sus casas y cubrió el barrio. Por primera vez, las cartas que declaraban amores fastuosos podían llegar a las manos de los pretendientes. Con dificultad, aquel hombre de gris logró abrir el buzón rojo. Descubrieron, con desagrado y furia, que estaba vacío. Todas aquellas declaraciones, fruto de noches de insomnio, fueron estériles.
Desde aquel día, en Maipú se cree que el amor es una ilusión divina. Otros, quizá los más sensatos, llegaron a una conclusión muy lógica: para que la pasión no disminuya, las cartas no deben llegar jamás. En todo caso, es preferible esta situación.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente.
no tengo nada que criticarle a este. cada vez mejor gasti.

Dante Bertini dijo...

me subo a este bondi para trasladarme hasta donde me quieras llevar.
Muy bueno Gastón, impecable.
¿Qué vas a hacer cuando seas grande?

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

Dolinesco. Busque su voz propia.

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

Le respondo a su comentario en mi blog.
En primera instancia, el asunto este de que sólo pueden aconsejar los "mayores consagrados y excepcionales" es un criterio que juzgo perimido y propio de una concepción estática de la cultura que atrasa 50 años. Un blog es un formato interactivo, abierto, con reglas nuevas y dinámicas, donde la imposición de un criterio de autoridad como el que Ud. enuncia no encuentra lugar.
En segundo lugar, yo no hablé de Ud. como escritor, sino tan sólo de uno de sus relatos. Por lo que basta con leer ese relato para realizar la recomendación. No hay aquí reconocibles pinceladas dolinescas, sino una fotocopia de baja resolución de los textos de nuestro amigo de Flores.
Por otra parte, hay que saber distinguir entre "vigencia" y "validez". Del hecho de que sea habitual que quien comienza a escribir no halle su estilo, no se deriva que tal cosa sea legítima. Se trata, efectivamente, de un pecado literario. Frecuente, prácticamente inevitable, sí; pero pecado al fin.
Pero bueno, hay algo que ha dicho que es irreprochable: "...todos los que recién empezamos solemos buscar el estilo. Hasta mientras, se escribe." Si Ud. va hasta mi perfil, descubrirá que hablo de ser una "obra del temor" y leerá por allí que estoy vinculado a una eterna procastinación. Por una estúpida concepción de la vida que me ha acompañado hasta ahora, siempre he postergado mis realizaciones hasta contar con la convicción de que todas las condiciones estuvieran dadas para que las cosas salieran perfectas. Como adivinará, esta instancia de perfección se posterga eternamente y así las cosas terminan no haciéndose nunca.
Su voluntad de escribir mientras tanto es entonces, no algo de lo que deba excusarse, sino la forma en que deben asumirse las cosas: sin pretensiones de totalidad y acabamiento definitivos, a sabiendas de que todo está necesariamente barnizado de provisoriedad y de que no hay meta a alcanzar, o mejor, que la meta se va corriendo siempre un poquito más allá. Celebro que construya su espacio literario, que pruebe nuevas formas de decir lo que ve del mundo, que avance en su vocación. Por otra parte, lo hace mucho mejor que muchos que conozco (grandes y chicos). Y le digo más (y no por falsa modestia, ni para quedar bien con Ud.), lo hace muchísimo mejor que yo, que de hecho por mi formación filosófica, carezco de toda sensibilidad para construir un relato literario. Si lee lo que escribo verá que lo mío corre por el registro del ensayo.
Se preguntará entonces, "¿qué me viene a decir este sobre lo que escribo, si él mismo está diciendo que no sabe escribir?". Le responderé que mi profesión es la de librero y que quizás por ello he desarrollado una fuerte y muy atinada capacidad crítica. Es curioso, pero parece que estas dos potencialidades están disociadas: se puede ser un buen crítico sin saber escribir y viceversa. La cuestión es que puedo decir que estoy habituado a evaluar cuentos y novelas. Y créame, cuando pienso que no vale la pena que alguien siga adelante, no digo absolutamente nada: ni bueno ni malo. Por el contrario, cuando descubro la semilla de un talento me preocupo en tomarme un tiempo para considerarlo.
Es cierto que las dos notas que dejé en su blog fueron de insatisfacción: ninguno de los dos textos me hizo descubrir nada. Pero Ud. no repara en otra cuestión. Hay un tipo casado, con dos hijos, que vive lejos de donde Ud. vive, que trabaja, que tiene un montón de ocupaciones y de preocupaciones y sobre todo, que no lo conoce, que, sin embargo leyó una vez, volvió y leyó otra y seguirá leyendo mientras tenga su blog. ¡Y mire que hay cosas para leer! De modo que no toda la mirada de este tipo debe ser tan negativa.
No me corra con eso de que es joven, pronto dejará de serlo. Lo único que importa´- aquí - es cómo escribe. Y no lo hace mal. El único problema es que no lo hace Ud. plenamente, deja que algunos autores le dicten al oído. Mi crítica no intenta minimizarlo, por el contrario. Mi crítica busca hacerlo más grande, busca que aparezca Gastón entre las letras, tan claro que se haga visible para todos. El defecto que marco no tiene que ver con lo que Ud. hace, sino con lo que no hace y deja que hagan por Ud.
Si quiere obsecuencia se la doy, pero no me parece muy digno.
Ah, y fíjese que el final del comentario que me pone es una resolución genial, irónica, inteligente y seguremente de su más pura sepa. Escúchese. Escríbase. No hay más fórmula.

P dijo...

Gastón Martorelli:

Esto es internet y por suerte todavía nadie nos censura. Si tu idea es ser un escritor te vas a encontrar con gente que te va a decir cosas mucho peores, y con mucho peor onda, de las que te dijo Walter. En lugar de quejarte, agradecé que alguien lea tu basura. La mía nadie la lee.

Si querés ser un buen escritor, dedicáte a escribir, en lugar de a responder a agresiones como la del comentario que te estoy dejando.

Si sólo querés ser un escritor wannabe, estoy abierto a tus insultos.

Gastón Martorelli dijo...

Gracias a todos por firmar. A los que les gustó lo que escribí y a los que no. A todos, sinceramente.

Dante Bertini dijo...

El señor Doti es un bicho, pero debo reconocer que dice bien y al fin es positivo para usted...siempre que usted, Gastón, no se asuste por lo expresado, o se deprima, y deje de escribir.
En algunos lugares se cree en la enseñanza de mano dura. Duele y no siempre educa. Mano firme, quizás, pero con comprensión y ternura. Hay demasiada agresión, demasiado dolor en el mundo. También muchos pensadores. Y bastante menos artistas.
Por suerte no sé quién mierda es Dolina, salvo que sea ese tipo que dice chistes localistas con cierta gracia campechana.
Quién me habrá mandado a meterme!!!

Gastón Martorelli dijo...

Por favor, con Walter no hubo una discución, simplemente conversamos sin agresión sobre lo que nos parecía.
Lo tomo como una opinión válida, puesto que se dirigió bien hacia mí (como yo con el), y su firma fue muy sincera, con palabras elogiosas y duras conmigo. Ya le he dicho a el esto, y me parece muy bien que lo haga.

Dante Bertini dijo...

perdón por haberme metido, pero me sentí un poco responsable, suponiendo que él llegó hasta tí por mí. Un porcentaje de lo dicho era en broma suave. Me borro ya mismo del asunto. Los aprecio a los dos por igual.

Anónimo dijo...

No creo que éste sea un medio para dar lecciones y sí para conocer a gente, para escribir, para dar opiniones, para hacer en definitiva lo que más nos gusta.
Mi apoyo más sincero, amigo e inclúyeme en el lado de los que aprecian tus escritos. Los gustos ya se sabe, son como los colores. Un abrazo.

AlterDiego dijo...

Veo que sos ciertamente prólifico. A mi mis ocupaciones ciertamente me tuvieron abstraido estos ultimos tiempos.
Te devuelvo la gentileza, vos estuviste mirando mi pagina por un articulo de Alejandro Filio.
Mi blog esta ahora actualizado y es wwww.propiopoder.blogspot.com
contiene un enlace a mi podcast(programa de radio de música del mundo).
Espero si pasás, que te guste y lo puedas recomendar. Un saludo.