26 de abril de 2008

Aquellos vestigios negros

Quizá lo más triste que queda de las historias de amor, son aquellos fantasmas negros del odio y del recuerdo. Es imposible que desaparezcan con rapidez, inclusive es casi increíble concebir la vida si aquellos vestigios.
Es conveniente demostrar que es verdaderamente complicado notar su presencia desde la vista, de modo que cualquiera puede sentirlos, pero pocos verlos. No se sabe cuando vendrán ni que procedimiento llevarán a cabo, pero se sabe cuando se nos incorporan.
Una vez, Patricio Gonçalves, un ilustre médico de Villa Crespo, comprobó la existencia de unos seres extraños en un bar. En su libro autobiográfico, dio cuenta de esta situación:
“Una noche de tristeza extrema, como suelen ser todas las noches de los desdichados, decidí dirigirme a un bar. El cielo estaba más oscuro de lo normal, o eso parecía. Cuando estaba en las cercanías del lugar, comprobé un ensordecedor griterío, provocando que me asustara. Especulé salvajemente, como todas las especulaciones, que la gresca se estaba produciendo en donde, en unos segundos, iba a tomar algo. Así fue.
Ni bien entré, dos hombres se estaban peleando ferozmente. Pero esto no tiene nada de llamativo, aunque no puedo decir lo mismo con la actitud de la gente en el bar. Todos estaban sentados, con tazas de café en sus manos y hablando de fútbol. Parecía que a nadie le importaba la brutalidad de los dos hombres.
Me dirigí a un mozo para preguntarle dónde había un teléfono disponible para llamar a la policía.
- Por qué quiere llamarla – me preguntó.
- Porque donde usted está parado, dos hombres se están peleando – contesté.
- No le dijeron nada de este lugar – me dijo sarcásticamente. Bienvenido al bar del desamor, al de las almas que dejaron a sus parejas para estar en soledad. Bienvenido, al “Bar de los vestigios negros”.

9 comentarios:

Rodolfo Serrano dijo...

Inquietante relato. Me ha gustado.

Dante Bertini dijo...

hay que cambiar de bar, gastón.
te aseguro que los vestigios luminosos también tienen sus propios lugares.
un abrazo y te sigo leyendo.
con placer, por supuesto.

Anónimo dijo...

Gasti, como ya te dijimos con Cami, lo tuyo es letras!jaja
me gusta lo q escribis, pero no keremos este bar :( jaja...yo iria?
Te Quieroooo!

Anónimo dijo...

me gusto muuchooo

mucho

KeviaK

Anónimo dijo...

Gaston Martorelli:
Hermoso como siempre todo lo que escribis, como ya sabes, me haces poner la piel de gallina...
Muchos sentimientos se expresan siempre en tus relatos.
Sabes muy bien todo lo que sos en mi vida, seguí creciendo Gas... sos una gran persona y un gran escritor.
Recien lei el comentario de bebu y .. dale para delante con letras, el futuro te espera =)

te amo con todo mi ser ♥

Jorgelina Mandarina dijo...

Amigo, usted si que sabe escribir.
Cuantas veces hemos entrado en esos bares, y nos hemos quedado más de cien días...

un placer pasar por aquí, lamento ser tan despistada y no pasar más seguido. Prometo hacerlo de ahora en más.

Un fuerte abrazo! Gracias por pasar por el barcito de letras y que le guste lo que escribo.

En El Corazón del Bosque dijo...

Perdona que no me haya pasado antes, he estado muy liada.

Como siempre un placer leerte, lleno de misterio e imaginación.

Si viajara a Buenos Aires te llevaría un libro como regalo, "la sombra del viento" de Carlos Ruiz Zafón. Me recuerdas a él en algunas pinceladas.
Un besito

Maktub dijo...

Excelente escrito reflejando momentos.
Vengo agradecer el comentario que hizo en el blog y aprovecho para dar un vistazo al suyo.
Gastón,también creo que esos seres que dieron un paso más nos acompañan siempre,recuerde que ese camino es para todos pero todo a su tiempo.
Paz Interna.

Anónimo dijo...

Lo terrible del amor es cuando se va, por el vacío que queda y por los recuerdos marchitos.

Estoy de acuerdo con tu acertado escrito y me ha gustado mucho, compañero.

Te agradezco la visita que hiciste a mi particular desván y espero que esto sea el principio de una sincera amistad.

Por mi parte ya sabes donde me tienes. Te seguiré leyendo.

Un abrazo.